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VÍA CRUCIS EN LA HORA DE LA MISERICORDIA

“Oh Jesús mío, mi única esperanza, 
Te agradezco este gran libro 
que has abierto delante 
de los ojos de mi alma.

Este gran libro es Tu Pasión 
afrontada por amor hacia mí.
De este libro he aprendido 
cómo amar a Dios y a las almas.
En él están encerrados 
inagotables tesoros para nosotros.
Oh Jesús,
qué pocas son las almas 
que Te entienden 
en Tu martirio de amor” (Diario, 304).






VIACRUCIS EN LA HORA DE LA MISERICORDIA

VÍA CRUCIS
Basado en los fragmentos del libro 
MISERICORDIA DIVINA EN SUS OBRAS  
del padre dr Miguel Sopocko

GUIA: Oración preparatoria: Jesús, nos encontramos ante Ti, dispuestos a acompañarte en este camino de amor y sufrimiento redentor. Queremos meditar los acontecimientos que viviste tan intensamente y por amor a nosotros. Queremos acompañarte en ese itinerario de entrega desde tu condena a muerte hasta tu sepultura. Son nuestros pecados la causa de tanto dolor. Por eso te pedimos perdón y hacemos el propósito de luchar por no ofenderte más.
María Santísima, queremos también acudir a ti, que estuviste tan cerca de tu Hijo, para que nos ayudes a no abandonarlo nunca, a ser cada vez más fieles a lo que
enos vaya pidiendo..
+ Por la señal...

ESTACIÓN I
JESÚS CONDENADO A MUERTE   

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

“Me da vergüenza Señor ponerme delante de Tu santo semblante, porque me parezco tan poco a Ti. En la flagelación sufriste tanto por mí que tan sólo ese dolor te hubiera matado si no fuera por la voluntad y la sentencia del Padre Celestial que deberías morir en la cruz. Y para mí es difícil aguantar las pequeñas infracciones e imperfecciones de los miembros de mi familia y de los prójimos. Tú, por misericordia, derramaste tanta sangre por mí. Y para mí cada ofrecimiento y cada sacrificio por el prójimo es duro. 
Tú con paciencia inefable y callando aguantaste el dolor de flagelación y yo me quejo y gimo cuando me toque, aguantar por Ti algún dolor o desprecio por parte del prójimo” (Tomo II, p. 103).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús


ESTACIÓN II
JESÚS CARGA CON LA CRUZ
 

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

“Con profunda compasión voy a seguir a Jesús. Voy a soportar con paciencia ese disgusto, qué pequeño para dar homenaje a Su camino al Gólgota. ¡Si va a morir por mí! ¡Por mis pecados sufre! ¿Cómo puedo estar indiferente respecto a eso? 
No quieres Señor que lleve contigo Tu pesada cruz sino que aguante diariamente, con paciencia mis pequeñas cruces. Pero hasta ahora no lo he hecho. Me da vergüenza y pena esa pusilanimidad e ingratitud mía. Decido recibir con confianza y aguantar con amor todo lo que pongas sobre mí por Tu misericordia” (Tomo II, p. 119).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.

ESTACIÓN III
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
 

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

“Llevaste Señor una carga terrible - los pecados de todo el mundo, de todos los tiempos (...). Por eso se agotan Tus fuerzas. No puedes seguir con esta carga que Te hace caer. Cordero de Dios que por Tu misericordia liberas el mundo del pecado con el peso de la cruz, desembarázame de la pesada carga de mis pecados y enciende el fuego de Tu amor, para que su llama nunca muera” (Tomo II, p. 123).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN IV
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

“Madre Santísima, madre Virgen, haz que me contagie del dolor de Tu alma. Te quiero Madre Dolorosa que sigues el mismo camino por el que caminó Tu amadísimo Hijo- el camino de vergüenza y de humillación, de menosprecio y maldición, grábame en Tu Corazón Inmaculado y, como la Madre de Misericordia, concédeme la gracia, para que, siguiendo a Jesús y a Ti, no me abata en este espinoso camino de Calvario que la Misericordia Divina destinó también para mí” (Tomo II, p. 126).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN V
SIMÓN EL CIRINEO LE AYUDA A LLEVAR LA CRUZ
 

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “Igual que para Simón, para mí también, la cruz es una cosa desagradable. Por la naturaleza la rehuyo, pero las circunstancias me obligan a acostumbrarme a ella. 
Desde ahora voy a tratar de llevar mi cruz imitando a Cristo. Voy a llevar la cruz por mis pecados, por los de los otros, por las almas que sufren en el purgatorio, imitando al misericordioso Salvador. Entonces voy a hacer el camino real de Cristo, y voy a seguirlo aun si me rodee una multitud de gente enemiga, burlándose de mí” 
(Tomo II, p. 129).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN VI
LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “Jesús ya no sufre más, por eso no puedo darle un velo para limpiar el sudor y la sangre. Mas el sufriente Salvador sigue viviendo en Su cuerpo místico, en sus hermanos, cargados con la cruz, pues en los enfermos, agonizantes, pobres, necesitados, a los que les  falta un paño para secarse el sudor. Si Él dijo: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. (Mt 25, 40).  Pues voy a ponerme al lado de un enfermo, un agonizante con verdadero amor y paciencia para secarle el sudor, para fortalecerle y consolarle” (Tomo II, p. 132).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN VII
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “Señor (...) ¿cómo puedes tolerarme a mí, pecador, todavía, que te ofendo innumerables veces con mis pecados cotidianos? Me lo puedo explicar solamente con la grandeza de Tu misericordia que todavía sigues esperando a que me mejore. Ilumíname Señor con la luz de Tu gracia para que conozca todos mis errores y malas inclinaciones que causaron que volvieras a caer bajo la cruz, para que desde ahora las extirpe sistemáticamente. Sin Tu gracia no puedo librarme de ellos” 
(Tomo II, p. 136).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN VIII
LAS MUJERES DE JERUSALÉN LLORAN POR JESÚS

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “Hay también para mí un tiempo de misericordia, pero limitado. Después de ese tiempo se hará la justicia, de lo cual habla Jesús con tono de amenaza (...) Estoy cargado de muchas culpas, me estoy marchitando y el temor me consume, pero voy a seguir los pasos de Jesús, me arrepentiré y voy a hacer justicia con la sincera penitencia. A esta penitencia me estimula la infinita misericordia de Jesús que había cambiado su corona de gloria por la corona de espinas, salió a buscarme y, al haberme encontrado, me abrazó a su corazón” (Tomo II, p. 139).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN IX
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ 

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “¡Por mí sufre Jesús y por mí cae bajo la cruz! ¿Dónde estaría hoy yo sin este sufrimiento del Salvador? (...) Por lo tanto, todo lo que hoy tenemos y quien somos en el sentido sobrenatural, todo lo debemos solamente a la Pasión de Jesucristo. Hasta el cargar con nuestra cruz no significa nada sin la gracia. Solamente Su pasión hace nuestro arrepentimiento merecedor y la penitencia eficaz. Sólo la misericordia, revelada en su triple caída es la garantía de mi salvación” (Tomo II, p. 142).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.

ESTACIÓN X
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “En este terrible misterio estuvo presente la Santísima Madre que lo vio todo, lo escuchó todo y lo miró todo con atención. Uno puede imaginarse el dolor interior por el que pasó viendo a Su Hijo profundamente avergonzado en la sangrienta desnudez, probando una amarga bebida a la que yo también había vertido la amargura con el pecado de la gula. Desde este momento quiero y decido, con ayuda de la gracia Divina, practicar una sabia mortificación en este campo, para que la desnudez de mi alma no ofenda a los ojos de Jesús ni a Su Madre Inmaculada” (Tomo II, p. 145).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN XI
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “En los pensamientos pongámonos en Gólgota, bajo la cruz de Jesús y meditemos sobre esa terrible escena. Entre el cielo y la tierra está colgado el Salvador, en las afueras de la ciudad, rechazado por su gente, está colgado como un delincuente, entre otros delincuentes, como una imagen de la ínfima miseria, desamparo y dolor. Sin embargo, Él se parece a un jefe militar que conquista las naciones, no con espada y armas- sino con la cruz- no para destruirlas sino para salvarlas. Porque la cruz del Salvador se hará desde entonces la herramienta de la gloria de Dios, de la justicia y de la infinita misericordia” (Tomo II, p. 150).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN XII
JESÚS MUERE EN LA CRUZ   

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “Nadie presenció ese acto de sacrificio con sentimientos y pensamientos tan maravillosos y adecuados como los de la Madre de la Misericordia. Tal como durante la concepción y el nacimiento sustituía a toda la humanidad, adorando y amando ardientemente al Señor de los Cielos, también ante la muerte de Su Hijo adoraba el cuerpo inerte, sufría su perdida, pero a la vez no se olvidaba de Sus hijos adoptivos. Los representantes de ellos son San Juan Apóstol y el recién convertido criminal por el cual había intercedido ante Su Hijo. Interceda por mi también, o Madre de la Misericordia, acuérdate de mí, cuando agonizando encomiende mi alma al Padre” (Tomo II, p. 195).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.



ESTACIÓN XIII
EL CUERPO DE JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “Misericordioso Salvador, ¿qué corazón resistirá la cautivadora, rompedora elocuencia con la que nos hablas con las innumerables heridas de Tu cuerpo muerto que reposa en el seno de Tu  Madre Dolorosa? (...) Cada acción Tuya hubiera bastado como propiciación y la reparación de las ofensas. En cambio elegiste esa manera de Redención para resaltar el gran valor de muestra alma y Tu inagotable misericordia, para que incluso el mayor pecador pueda venir a Ti con confianza y arrepentido, y recibir perdón como lo recibió el criminal agonizante” (Tomo II, p. 208).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN XIV
EL CUERPO DE JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “Madre de Misericordia, me elegiste para que fuera tu hijo y hermano de Jesús, por el cual lloras tras ponerle en el sepulcro. (...) No le hagas caso a mi debilidad, inestabilidad y dejadez por las que lloro sin cesar y a las que renuncio constantemente. Pero acuérdate de la voluntad de Jesús que me había confiado a Ti. Cumple pues Tu misión en cuanto a mí, por desmerecedor que sea, dame tantas gracias del Salvador que mi debilidad necesita. Sé para mí siempre la Madre de Misericordia” (Tomo II, p. 224).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.-Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.


ESTACIÓN XV
RESURRECCIÓN DE JESÚS

TODOS: Adorémoste, Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

 “La resurrección de Jesús fue la corona de la vida y del trabajo del Salvador del mundo” (Tomo II, p. 232). 
“Lo que el Salvador inició en la montaña del Tabor, se hizo ahora plena realidad: cubrió su cuerpo con luz y belleza, lo espiritualizó enteramente, lo hizo sutil y penetrable, completamente dependiente de su voluntad. (...)
 Nosotros también anhelamos la glorificada vida, el cuerpo espiritualizado, la espiritualización de las formas externas. Queremos vivir la Pascua, ansiamos la victoria de nuestra alma sobre los bajos instintos de nuestro cuerpo y llegar a la feliz eternidad” (Tomo II, p. 227).

“¿Resucitaremos? Para asegurarnos de esta verdad, recordémonos que es el dogma de nuestra fe: “La resurrección del cuerpo.” Sobre todo, deberíamos ya en esta vida resucitar espiritualmente (...). Hay muertos en el espíritu a los que se podría llamar los cadáveres vivos. La Sagrada Escritura les dice: “Conozco tus obras y que tienes nombre de vivo, pero estás muerto. Estate alerta y consolida lo demás, que está para morir, pues no he hallado perfectas tus obras en la presencia de mi Dios” (Ap 3, 1- 2). Muerto es el hombre que vive solamente para el mundo terrenal, trabaja, crea y busca la fama terrestre. Es la tragedia de la vida terrenal, mundana, la vida de los desconfiantes” (Tomo II, p. 231).
“La vida ociosa y estéril, privada de espíritu no se convertirá en la vida eterna, como tampoco de una bellota vacía no crecerá un roble. Por eso ya aquí en la tierra debería llevar una vida con miras a la eternidad, o sea la vida sobrenatural. Pues debo pensar, querer, sufrir, luchar, alegrarse y amar, de acuerdo con las máximas de la fe” (Tomo II, p. 234).

“.... y vosotros daréis también testimonio porque estáis conmigo desde el principio”
(J 15, 27). Estas palabras dirigidas a los Apóstoles se refieren también a mí. Tengo que dar testimonio de Jesús con mi vida, con las actividades de cada día. Tiene que ser testimonio de la virtud y de la santidad, de las palabras y los hechos, tal vez un testimonio de la sangre y del martirio; o por lo menos, el testimonio de la misericordia sobre el cuerpo y el espíritu de los prójimos. Sé que solo no soy capaz de hacerlo. Por eso, Espíritu Santo, ¡ayúdame! Me doy cuenta de que tengo que dar testimonio, pero sin Tu soplo no puedo. ¡Crea pues en mí un espíritu nuevo! Con un rayo de la gloria celeste ilumina mi cara que está palideciendo. Dame alas para que me alce a la cumbre de alegría, para que lleve mi barco a las profundidades, para que no me hunda en la orilla” (Tomo II, p. 18).

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA

TODOS: Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad, de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

GUÍA: Por su dolorosa Pasión. R.- Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

TODOS: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Y los dolores de su Santísima Madre, triste y afligida al pie de la Cruz. Amén, Jesús.

 Oración final.
GUÍA: Señor y Dios nuestro, rico en misericordia y fuente de todo consuelo, hemos acompañado a tu Hijo por el camino de la cruz; hemos revivido con Él los momentos de su Pasión. Concédenos la gracia de que este Vía crucis nos ayude a identificarnos con Cristo y a ser corredentores con Él, a semejanza de María. Que siguiendo sus pasos, lleguemos a resucitar con Él.

GUÍA: (Unidos al Papa. Es una piadosa costumbre terminar el Vía crucis rezando por la persona e intenciones del Papa, “el Dulce Cristo en la tierra”, como lo llamaba Santa Catalina de Siena. Con ello lucramos también las indulgencias concedidas para el rezo de esta oración.)

Padrenuestro… Avemaría… y Gloria…




COMUNIÓN ESPIRITUAL 

Yo quisiera Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos. Amén.

JACULATORIA AL ETERNO PADRE
Eterno Padre, os ofrezco la preciosísima Sangre de Jesucristo, en expiación de mis pecados, y por las necesidades de la Santa Madre Iglesia.
(Pío VII, con Rescripto de 22 de marzo de 1817, concedió para siempre 100 días de indulgencia por cada vez que se rece dicha jaculatoria. (Indulgencia parcial)


ACTO DE REPARACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
DIOS MIO, YO CREO, ADORO, ESPERO Y TE AMO.
TE PIDO PERDON POR TODOS AQUELLOS QUE NO CREEN, NO ADORAN, NO ESPERAN Y NO TE AMAN.  (se repite 3 veces)


G. ¡Alabado adorado, amado y correspondido sea, a cada momento el Corazón eucarístico de Jesús!.
 En todos los Sagrarios del mundo hasta la consumación de los siglos. Amén.


Acción de Gracias a Nuestra Madre de la Misericordia.
 Infinitas gracias os damos Soberana Princesa, por los favores que recibimos de vuestra generosas manos, dignaos Señora tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo  y para más agradaros, Os saludamos con una Salve....

·  Dios te salve Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.
·  R. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre… ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!...
G. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios;
R. Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Canto...